Por Christian Pardo Reyes
El 7 de marzo de 2007 se interpuso una acción popular ante la Corte Superior de Lima para impedir que surta efecto legal el Decreto Supremo N° 010-2007-ED, norma que en la práctica derogó ilegalmente la Ley N° 27802, que creó el Consejo Nacional de la Juventud (Conaju).
Con esa norma, la juventud estaba siendo herida de muerte en el Estado peruano, pues al desactivarse la Comisión Nacional de la Juventud (CNJ), que era el corazón del sistema Conaju, también moría en el acto el espacio participativo y representativo juvenil, es decir, el Consejo de Participación de la Juventud (CPJ).
Debía actuarse en defensa de este organismo estatal porque fue una conquista política de la juventud vencedora del fujimontesinismo corrupto. Está demás decir que el Poder Judicial cerró filas con el Ejecutivo de entonces y no pudo mejorarse la situación. Peor aún, todo empeoró.
Hoy, a ocho años del inicio de esa lucha, aún persiste la esperanza de que algún día las nuevas generaciones tendrán la posición que les corresponde en el Estado.
Existe un proyecto de ley general de la juventud que contiene algunas novedades, como la creación de un organismo de jerarquía ministerial adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros, el cual elabora, implementa, articula y supervisa las políticas de juventud.
Asimismo, sería un espacio que coordine y represente a la juventud ante los poderes del Estado, organismos nacionales e internacionales, ministerios, gobiernos regionales y locales, el Acuerdo Nacional, empresa privada, y trabajaría de la mano con los jóvenes organizados para unir esfuerzos y proponer políticas a corto, mediano y largo plazo en materia de juventud. Es decir, con peso político.
Los jóvenes se siguen moviendo, tanto en las calles como en sus diálogos directos, participando en conversatorios, coloquios, encuentros universitarios. Eso mantiene viva la esperanza de sacar adelante un país, así lo confirma la historia.
Juventud, no descanses en paz, vive para movilizarte como lo vienes haciendo, pero ahora con objetivos más grandes; piensa que si tus expectativas no están siendo reconocidas por la ley, es porque la gerontoplutocracia y sus esbirros lo impiden.
Juventud, no te dejes morir, si no ellos seguirán festejando, quizá en un futuro cercano, sobre tu tumba.
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