Por: Orlando Luján Corro
Educador y Poetaaoluco_79@hotmail.com― La minería es una cicatriz en el rostro de Cajamarca ―dijo Ollanta Humala como parte de su gira proselitista con miras a la segunda vuelta electoral― y de los pasivos medioambientales; he visto un conjunto de lagunas y me dicen que las quieren vender ―en diálogo con el pueblo― ¿ustedes quieren vender su agua?
―Noooooooo ―responden sin titubeo e indecisión.
―Porque dicen, allá en las mineras, que las quieren vender. Dicen: “sí nos van a vender el agua, ya hemos hecho una consulta con ellos” ―animando a la población― ¿les han consultado a ustedes?, ¿qué es más importante el agua o el oro?
―¡El agua! ―responden inmutables.
―Porque ustedes no comen oro, no toman oro… La agricultura necesita del agua; por lo tanto yo me comprometo a respetar la voluntad de Cajamarca con respecto a la minería. Se va a respetar las actividades de la agricultura y la ganadería―sin pisca de felonía o perfidia en su eco―. El agua para los peruanos―más radical que Gregorio Santos―. ¿Y cómo lo vamos a defender? ―sin pensar en un posible encuentro con sus incitaciones.
―Con nuestra vida ―a una sola voz.
Parafraseando a la primera dama ¿es tan difícil ser coherente?, ¿cuánto vale nuestra palabra?, ¿por qué los políticos no son más responsables con lo que expresan en sus campañas? Estos simultáneos acaecimientos sobrevenidos en diferentes departamentos y el más simbólico “Conga” en Cajamarca, no es solo la insubordinación de un presidente regional, de un dirigente de los frentes o de un padrecito sin sotana; es la expresión de todo un pueblo peruano que ve aturdido como se menciona, subjetivamente, cifras de millones de dólares de inversión con la minería. Como diría Vallejo Y el hombre... Pobre... pobre!
¿Por qué el canon, que se viene pagando hace 32 años, no ha mejorado la calidad de vida? estadísticamente, se muestra que en los pueblos donde hay más actividad minera son más pobres, y son los pobladores aledaños a estas quienes tienen que sufrir las consecuencias de la contaminación del aire, el agua y la tierra, viviendo un aciago porvenir cuyo advenimiento no lo desearon. Ah!, pero sí se sabe que dado el éxito del Perú en la economía global somos un país emergente ¡qué bueno!, para algunos. Es más el Perú expresa fortaleza para afrontar la crisis externa. Para un simple ciudadano de Santa Cruz de Chuca que le interesará todo esto.
Algunos políticos se preguntan ¿por qué somos tan perversos y no permitimos que se realicen actividades productivas, sorry extractivas, como la minería?, ¿por qué jugamos en contra, obstaculizando grandes ganancias y crecimiento a gran escala? Chupones de tiempo previsto; grandes ganancias ¿para quién?, crecimiento ¿para quién?; otros mencionan, y con razón, la falta en la capacidad de gasto de los gobiernos regionales y locales, tal vez estos recientes hechos sensibilicen a la población sobre los múltiples problemas del estado.
Los pueblos se están levantando, Presidente, por algo que cuando usted como candidato compartía: “el agua para la vida humana”; hoy una filuda espada pende, de un fino hilo de oro, sobre su sillón; sus ministros lo saben; hasta la primera dama lo sabe; alguien tiene que alertarle, señor Presidente, o ya no será recordado cómo el presidente que no robó; pero lo que sí se puede asegurar, señor, que será recordado como el presidente que mejor supo mentir para ganar una elección. Sería iluso e insensato pensar que en cuatro meses se debería haber solucionado todas las calamidades sociopolíticas y económicas; pero no creo que sea irresponsable afirmar que la gran transformación y sus grandes revoluciones solo fue lírico y un cuadernillo de estudio nacionalista.
No es más valido, en un diálogo, el arte del saber hablar que el arte del saber escuchar, no obstante, torpemente algunos funcionarios no entienden esto, y son intolerantes y chantajistas. En cada mesa no instalada en cada fracaso del canal se debilita el hilo de oro y el desenlace es cada vez más cercano. El Perú es un país pluricultural y debe entenderse en esa magnitud, hay derechos consuetudinarios que deben ser respetados, mas no sometidos.
El olvido es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, información adquirida. Recordará, señor Presidente, su compromiso de respetar la voluntad del pueblo de Cajamarca. Por que reprimirlos o acallar su voz que pide mayor respeto a la ecología y el medio ambiente; por qué adjetivarlos: “rojos” “verdes”, “izquierdistas reciclados”, “fracasados políticos”, “incendiarios”, etc. si se quiere iniciar de esa manera el acercamiento al diálogo se está yendo por el camino más equivocado.
Es necesario deje de mirar, señor Presidente, los rostros aduladores que le rodean y voltee por un instante, como en campaña, a ver esos rostros llenos de sueños y esperanzas donde la lucha contra la corrupción sea más frontal y sin celadas, donde la lucha contra la delincuencia prevalezca el principio de autoridad y no, provocativamente, en una movilización en defensa de los derechos, donde la revolución educativa marque la diferencia y no una regresión anacrónica, donde la institucionalización de las entidades sea prudente y no un desmembramiento irresponsable, donde su palabra tenga valor, señor. No en afán apocalíptico, mucho menos pretendiendo ver trastabillar al gobierno; que del éxito de este depende el éxito de los peruanos, pero la espada le está apuntando. Sin duda, señor Presidente, como dijera Luís Bedoya Reyes es usted una caja de sorpresas.