Por Pilar Marín Bravo
Tan acostumbrados estamos a desenvolvernos en una vida de consumismo, individualismo e inmediatez que nos resulta difícil alejarnos de esa cultura de satisfacción cortoplacista, ajena a la prudencia y la disciplina financiera para construir una actitud de ahorro como filosofía de vida.
La respuesta de jóvenes alemanes a una reciente encuesta de la BBC en las calles de Alemania acerca de qué harían si se ganaran un millón de euros refleja la diferencia de mentalidad del país europeo respecto a la disciplina del ahorro y se muestra como un ejemplo digno de imitar.
“Lo ahorraría para cuando lo necesite”, fue la sensata respuesta de la mayoría de los jóvenes alemanes, totalmente contraria al consabido estilo consumista en nuestro medio del “lleve ahora y pague después” que nos ha impuesto la publicidad.
Vivimos el día a día en una sociedad consumista donde diariamente los medios de comunicación nos bombardean con anuncios que nos crean necesidades banales, que nos recrean un mundo ilusorio donde podemos obtener todo lo que querramos. El ciudadano común es manipulado y se convierte en una persona ávida del placer de comprar.
Otras frases como “disfrute ahora, pague en un año”, “lleve dos, pague uno”, “el segundo le sale gratis”, etcétera, son imágenes de una política de sobreoferta publicitaria que invade, agobia y enajena a la persona. La satisfacción de adquirir un bien o atender un deseo se vuelve cambiante, efímero, mediático. Adquirimos un producto, una prenda o un accesorio tecnológico de moda que, antes que terminemos de disfrutarlo, ya será desplazado por otro más novedoso.
Pero en esa carrera de satisfacción cortoplacista nos olvidamos que la realidad es que debemos saber conciliar necesidades con posibilidades. Nos hemos acostumbrado a adquirir de inmediato algo dejando para después la responsabilidad de pagarlo. Esa tradición del antiguo y popular ‘fiado’ con el casero de confianza se elevó a categorías mayores que hoy conocemos como créditos bancarios, deudas hipotecarias, etcétera.
¿Cuál es la actitud de los alemanes respecto a este tema? Según la encuesta de la BBC que cita al país europeo como guardián de la disciplina financiera, entre otras razones, se señala que los alemanes le tienen aversión a las deudas.
Por un lado, este rechazo tendría raíces profundas en el idioma mismo. La palabra deuda en alemán (schuld) es la misma para la palabra culpa, lo cual es interpretado como que si una persona se endeuda está haciendo algo malo.
Afianzar una cultura del ahorro y evitar caer en el mero consumismo implica educarnos desde la escuela. Los expertos en finanzas señalan: primero subimos nuestros ingresos y luego el nivel de vida. El problema es que muchos terminamos haciendo lo contrario.
0 comentarios:
Publicar un comentario