jueves, 29 de enero de 2015

Salvar la Ruta Moche

Museo Nacional de Sicán
Por Richar Centeno
Uno de los mayores encantos del norte del país, además de sus playas y gastronomía, es su patrimonio histórico, que lo componen sus notables sitios arqueológicos y museos, y que integran la denominada Ruta Moche.
Para tener una idea de la importancia turística de estos atractivos de Lambayeque y parte de La Libertad, cada año la visitan más de 100,000 turistas extranjeros y 500,000 peruanos. Según cifras oficiales, este movimiento genera unos 140 millones de dólares de ingresos.
El principal atractivo de esta ruta es, sin duda, el Museo Tumbas Reales de Sipán, que exhibe más de 2,000 piezas de oro y es considerado uno de los 10 mejores de todo el mundo. Aquí están todos los ornamentos y piezas que se encontraron en la tumba del Señor de Sipán, el gran señor moche.
En el segundo nivel se despliega toda la majestuosidad de las piezas que se encontraron en la estructura funeraria, descubierta en 1987 por el equipo del arqueólogo Walter Alva.
Otro atractivo importante es la Huaca Rajada y Museo de Sitio de Sipán, ubicado en el pueblo del mismo nombre, a unos 30 kilómetros de Chiclayo. Es un centro ceremonial donde se realizó el descubrimiento del Señor de Sipán en 1987.
En el recorrido también se encuentran los centros arqueológicos de Túcume y El Brujo. El primero de ellos alberga nada menos que 26 pirámides prehispánicas, que lo convierten en uno de los complejos de arqueología más grandes de todo el continente. Es en este lugar donde residían los grandes señores de Túcume de la cultura Lambayeque o Sicán.
Por su parte, el segundo de ellos es uno de los más importantes y antiguos de la costa norte del Perú. Ubicado frente al mar trujillano, fue un centro donde realizaban ritos ceremoniales. Lo componen tres grandes edificaciones: Huaca Prieta, Huaca el Brujo y la Huaca Cao Viejo. En 2006, el arqueólogo Régulo Franco Jordán encontró la momia de una mujer que fue gobernante de la cultura Mochica, a quien bautizó como la Señora de Cao.
Por último, se encuentra en la ruta el Museo Nacional de Sicán, ubicado en Ferreñafe, que alberga todos los objetos que se encontraron en la Huaca Loro, hogar de dos tumbas de señores poderosos de la cultura Lambayeque o Sicán. Estos descubrimientos fueron realizados por el arqueólogo japonés Izumi Shimada entre 1992 y 1995.
Es de lamentar que todos estos atractivos que han convertido a esta región en el segundo destino turístico del país corren el riesgo de perder a sus visitantes debido al desgobierno en que se sumió la ciudad de Chiclayo por los problemas legales de sus ex autoridades municipales. Esperamos que la nueva administración mejore esta situación por el bien de los propios lambayecanos.

lunes, 26 de enero de 2015

Hacia un resurgimiento del cine nacional

Por Javier Alejandro Ramos
La Academia de Hollywood ha nominado a las candidatas al codiciado premio Oscar, y sorprende gratamente que una cinta argentina, Relatos Salvajes, se encuentre entre ellas. Es la sétima vez que el país del Plata llega con un filme a esa instancia, ya ganó la estatuilla dorada en dos oportunidades, con La historia oficial y El secreto de sus ojos. Esto nos da motivo para reflexionar sobre el impulso que se debe dar al cine nacional. Si bien la producción de películas durante 2014 ha experimentado un interesante incremento, con 17 estrenos, aún falta mucho para llegar a decir que es una industria en la que la calidad va de la mano con la rentabilidad. A los 40, Viejos Amigos y Secreto Matusita tuvieron recaudaciones espectaculares, que fueron del millón 600 a los 6 millones de dólares, mientras que otras producciones como El mudo y Gloria del Pacífico no obtuvieron el éxito en crítica y taquilla esperado.
Con todo, es secular ya la falta de interés del público peruano hacia el cine nacional, por el que se siente una especie de prejuicio a priori. Salvo fenómenos de taquilla como Asu mare y Cementerio General (al margen de la excelente campaña de marketing de la primera, y la mediocre puesta en escena de la segunda), o de crítica y premiaciones como Octubre, Contracorriente, El limpiador y, sobre todo, La teta asustada, que logró la única nominación al Oscar para nuestro país, poco se puede hablar de un verdadero cine nacional. Producir buen cine y lograr venderlo a las masas requiere de estrategias bien pensadas, efectivas. 
Se necesita protagonistas carismáticos, un director arriesgado, un tráiler que genere intriga, divertimento, y su pequeña dosis de crítica social, pero –fundamentalmente– apoyo financiero, tanto del sector privado como del Estado. Gracias a estos elementos, Asu mare se convirtió en la tercera película más vista de todos los tiempos en el Perú. Sus tres millones de espectadores la convierten, además, en la producción nacional más espectada. Si no hubiera piratería, superaría a cualquier superproducción mundial en lo que a taquilla se refiere. 
¿Cómo lograr que nuestro cine alcance nivel de primer orden? En primer lugar, haciendo que la gente se interese más por las cintas locales, logrando que la permanencia en cartelera sea mayor. Asimismo, que la inversión sea devuelta y se logre alguna ganancia. Los cines se quedan con el 60% de la recaudación, y es algo injusto. Por último, el Estado debe promover, con leyes de fomento y en la práctica, la industria del cine local, comprometiendo a la inversión privada en ello, no con fines propagandísticos, sino porque el desarrollo de expresiones culturales masivas debe ser parte de todo plan de buen gobierno.

viernes, 23 de enero de 2015

Velocidad de la luz fue ralentizada por primera vez

Los científicos consideraban imposible que las partículas de luz, los fotones, pudieran ralentizarse mientras viajan por el espacio abierto y sin interactuar con ningún otro material.
Anteriormente ya conocían que la velocidad de la luz puede ralentizarse cuando ésta atraviesa materiales más densos, como el agua o el cristal.
Ahora, en un artículo recién aparecido en ‘Science Express’, investigadores de las universidades de Glasgow y Heriot-Watt describen con todo detalle cómo se las han arreglado para “frenar” fotones en el espacio, algo que se consigue por primera vez.
Los investigadores han demostrado que basta con aplicar una “máscara” a un haz óptico, dando a los fotones una estructura espacial, para que su velocidad se reduzca.
El equipo de científicos compara un rayo de luz, que contiene muchos fotones, a un equipo de ciclistas que se reparten el esfuerzo y que van colocándose, por turnos, a la cabeza del pelotón. A pesar de que el grupo rueda por la carretera como si fuera una unidad, la velocidad de cada ciclista individual puede variar cuando éste cambia de posición.
La propia formación en grupo puede hacer que sea difícil definir la velocidad de cada ciclista concreto, y eso es precisamente lo que sucede con los rayos luminosos. Un único pulso de luz contiene un gran número de fotones, y los investigadores saben que esos pulsos se caracterizan por un cierto número de velocidades diferentes.
Fuente: ABC

viernes, 16 de enero de 2015

Cusco en el tiempo por Mario Vargas Llosa

Como Jerusalén, Roma, el Cairo o México, en el Cusco el pasado forma parte esencial del presente y a menudo lo reemplaza con la irresistible presencia de la historia. No hay espectáculo más impresionante que ver amanecer desde la Plaza de Armas de la antigua ciudad, cuando despuntan en la imprecisa luminosidad del alba los macizos templos color ocre oscuro y los balcones coloniales, los techos de tejas, la erupción de campanarios y torres y, en todo el rededor, el horizonte quebrado de los Andes que circunda como una muralla medieval al que fue el orgulloso “ombligo del mundo” en tiempo de los Incas.
Hay algo religioso y sagrado en el ambiente y uno entiende, según cuentan los primeros cronistas que visitaron la ciudad imperial y dejaron testimonio escrito de su deslumbramiento, que, en el pasado, quienes se acercaban al Cusco debían saludar con reverencia a quienes partían de allí, como si el haber estado en la capital del Incario les hubiera conferido prestigio, dignidad, una cierta nobleza. Ya en tiempos prehispánicos era una ciudad cosmopolita donde, además del quechua –el runa simi o lengua general– se hablaban todas las lenguas y dialectos del imperio. Hoy ocurre lo mismo, con la diferencia de que las lenguas que escucho a mi alrededor, en estas primeras horas mágicas del día, provienen del mundo entero, porque el turismo que invade Cusco a lo largo del año procede de los cuatro puntos cardinales.
He estado cerca de siete u ocho veces en el Cusco y ahora vuelvo luego de cinco años. Como siempre, los dos primeros días los 3,400 metros de altura los siento en la presión de las sienes y en el ritmo acelerado del corazón, pero la emoción es la misma, un sentimiento agridulce de asombro ante la belleza del paisaje urbano y geográfico y de agobio ante el presentimiento de la infinita violencia que está detrás de esos templos, palacios, conventos, donde, como en pocos lugares del planeta, se mezclan y funden dos culturas, dos historias, costumbres, lenguas y tradiciones diferentes.
Los arqueólogos han descubierto que, en las entrañas cusqueñas, hay sustratos preincaicos importantes, que se remontan a la antiquísima época de la desintegración del Tiahuanaco  y que en la raíz de muchas construcciones incas está presente el legado de los wari. Pero a simple vista lo que se manifiesta por doquier, en las ciudades, las aldeas y el campo cusqueños, es la fusión de lo incaico y lo español. Templos, iglesias, palacios, están levantados con las piedras monumentales, rectilíneas y simétricas de las grandes construcciones incas y muchas de sus callecitas estrechas son las mismas que conducían a los grandes adoratorios del sol y de la luna, a las residencias imperiales o a los santuarios de las vestales consagradas al culto solar.  El resultado de este mestizaje, presente por todas partes, ha dado lugar a unas formas estéticas en las  que es ya difícil, sino imposible, discriminar cuál es precisamente el aporte de cada civilización.
Un buen ejemplo de ello, y, también, del progreso que ha experimentado el Cusco en este último lustro, es la ruta del barroco andino. Recorrer antaño los templos coloniales de la provincia de Quispicanchi era arduo y frustrante, por los malos caminos y el estado de deterioro en que aquellos se encontraban. Hoy hay una moderna carretera y la restauración de las iglesias de Canincunca, Huaro y Andahuaylillas está terminada y es soberbia. Las tres iglesias son una verdadera maravilla y es difícil decir cuál es más bella. Muros, tejados, retablos, campanarios, lienzos, tallas, frescos, incluso el veterano órgano de Andahuaylillas, lucen impecables. Pero, acaso lo más importante, es que están lejos de ser museos, es decir, de haberse quedado congelados en el tiempo. Por el contrario, y, en gran parte gracias al empeño de los jesuitas que están a cargo de ellos y de los voluntarios que los ayudan, se hallan vivos y operantes, con escuelas, talleres, bibliotecas, centros de formación agrícola y artesanal, unidades sanitarias, oficinas de promoción de la mujer, consultorios jurídicos y de derechos humanos y hasta un taller de luthería (en Huaro) donde los jóvenes aprenden a fabricar arpas, guitarras y violines. Las comunidades que rodean a estas parroquias denotan un dinamismo pujante que parece irradiar desde aquellos templos.
Pasé largo rato contemplando las pinturas, tallas, frescos y esculturas de las iglesias de Quispicanchi.  Lo indio está tan presente que a veces supera a lo español. Es evidente que aquello ocurrió naturalmente, sin premeditación alguna por parte de los pintores y artesanos indígenas que los elaboraron, volcando de manera espontánea en lo que hacían, su sensibilidad, sus tradiciones, su cultura. Las pieles de los santos y los cristos se fueron oscureciendo; los rostros, el cabello, bruñendo; los ojos y hasta las posturas y ademanes sutilmente indianizando; y, el paisaje también, poblándose de llamas, vicuñas, vizcachas, y de molles, saucos y maizales.
Entre las salinas de Maras y los andenes circulares de Moray, en el valle del Urubamba, asisto a una pequeña procesión en la que los cargadores del anda de la Virgen del Carmen –una indiecita recubierta de alhajas– van disfrazados de incas y, luego, se celebra una fiesta en la que grupos de estudiantes de la Universidad de San Antonio Abad bailan huaynos y pasillos. Un antropólogo, del mismo centro académico, me explica que tanto la música como los polícromos calzones y polleras de los danzarines son, todos, de origen colonial. El mestizaje reina por doquier en esta tierra, incluso en ese animado folclore que los guías turísticos se empeñan en hacer retroceder hasta los tiempos de Pachacútec.
Pero muchas cosas han cambiado también en el Cusco en estos últimos cinco años. Uno de los mejores escritores cusqueños, José Uriel García, publicó en los años veinte del siglo pasado, un precioso ensayo en el que llamaba a la chichería “la caverna de la nacionalidad”. En esa rústica y miserable taberna, de fogón y de paredes tiznadas, donde se comían los guisos populares más picantes y se  emborrachaban los parroquianos con la brava chicha de maíz fermentado, se estaba forjando, según él, “el nuevo indio”, crisol de la peruanidad. Pues bien, en el Cusco de nuestros días, si las chicherías no han desaparecido del todo, quedan ya muy pocas y hay que ir a buscarlas –con lupa– en los más alejados arrabales. Ya sólo sobreviven en las aldeas y pueblos más remotos. En la ciudad las han reemplazado las pollerías, los chifas, las pizzerías, los McDonalds, los restaurantes vegetarianos y de comida fusión. Todavía proliferan por doquier los modestos albergues para mochileros y hippies que vienen al Cusco a darse un baño de espiritualidad bebiendo mates de coca (o masticándola) y transubstanciándose con los apus andinos, pero, además, tanto en la ciudad, como a orillas del Urubamba y al pie de Machu Picchu, han surgido hoteles de cinco estrellas, modernísimos. Algunos de ellos, como El Monasterio y Las Nazarenas han restaurado con esmero y buen gusto antiguos edificios coloniales.
En esta ciudad, en gran parte bilingüe, los cusqueños quechua hablantes suelen jactarse de hablar el quechua más clásico y puro del Perú, lo que, como es natural, despierta envidia y rencor, además de acusaciones de jactancia, en las demás regiones andinas donde la lengua de los incas está viva y coleando. Como no hablo quechua no puedo pronunciarme al respecto. Pero sí puedo decir que el español que se habla en el Cusco es un dechado de elegancia, desenvoltura y discreción, sobre todo cuando lo hablan las personas cultas. Mechado de lindos arcaísmos, suena con una música alegre que parece salida de los manantiales saltarines que bajan de los cerros, o, si se endurece en las discusiones y arrebatos, resuena grave, solemne y antiguo, con un deje de autoridad. Está cuidadosamente pronunciado, con unas erres y jotas vibrantes, y es siempre elocuente, discreto, amable y  educado.
No es raro, por eso, que aquí naciera uno de los grandes prosistas del Renacimiento español: el Inca Garcilaso de la Vega. La probable casa en la que nació ha sido rehabilitada con tanto exceso que es ya irreconocible. Pero, aun así, aquí pasó su infancia y adolescencia, y vio con sus propios ojos y guardó para siempre en su memoria esa época tumultuosa y terrible de la conquista y el desgarramiento cultural y humano que generó.  Aquí escuchó a los sobrevivientes de la nobleza incaica, a la que pertenecía su madre, llorar ese glorioso pasado imperial “que se tornaría vasallaje” y que evocaría luego, en Andalucía, en las hermosas páginas de Los Comentarios Reales. Siempre que he venido al Cusco he peregrinado hasta la casa del Inca Garcilaso, el primero en reivindicar sus ancestros indios y españoles y en llamarse a sí mismo “un peruano”.
Fuente: La República

jueves, 15 de enero de 2015

Beethoven podría haberse inspirado en su ritmo cardíaco para componer

Este hombre sí tocaba con el corazón, según los investigadores, Beethoven podría haber compuesto algunas de sus más grandes obras maestras siguiendo su irregular latido del corazón.
Los cambios repentinos e inesperados en el ritmo y las claves de la música parecen coincidir con los efectos de la arritmia cardíaca una enfermedad que al parecer Beethoven padecía.
Perspectives in Biology and Medicine, un grupo formado por investigadores de la Universidad de Michigan y la Universidad de Washington (que incluye un cardiólogo, historiador de la medicina, y musicólogo), analizaron varias de las composiciones de Beethoven en busca de pistas de una afección cardíaca que algunos han especulado que tenía.
 “Cuando el corazón late irregularmente por enfermedades del corazón, lo hace en algunos patrones predecibles. Pensamos que escuchamos algunos de esos mismos patrones en su música.”, explican los expertos. 
Por ejemplo el movimiento final “Cavatina” de Beethoven Cuarteto de cuerdas en Si bemol Mayor, Opus 130, en medio del cuarteto, la clave cambia de repente a gran C-plana, que implica un ritmo desequilibrado que evoca la emoción oscura, desorientación y lo que incluso ha sido descrito como una “falta de aire”.
Los síntomas y la asociación común de un ritmo cardíaco anormal con tantas enfermedades hace que sea razonable suponer que Beethoven experimentó arritmia y las obras que describimos puede ser electrocardiogramas musicales...”, agregan.
 Aunque reconocen que puede ser la sola manifestación de su gran genio hay una gran posibilidad de que sean piezas de su corazón latiendo, literalmente.
Fuente: Dayli mail

miércoles, 14 de enero de 2015

LA ESTÉTICA Y TRUJILLO

Por Alfredo Estrada Zavaleta
Las playas de Huanchaco, Buenos Aires, Las Delicias y Salaverry, los escenarios turísticos que en su momento, fueron el motivo de solaz inspiración de los poetas y encuentro de las familias; pero, restringidas y afectadas por fenómenos como: El oleaje, la contaminación y las continuas edificaciones próximas a la orilla y ocupando en otras situaciones zonas pantanosas. El muelle, la pérgola, la climática, el faro, los tradicionales restaurantes y ciertas esculturas; constituyen el reflejo de los tiempos de apogeo. Igualmente, Trujillo ha experimentado ese proceso de cambio, ya en el diseño de sus viviendas y centros comerciales; cuanto también, con nuevas posibilidades para el público en materia económica, formativa y de recreación, así: El mural UNT, El paseo de Pizarro, by pass de Mansiche, los museos, las universidades y las áreas verdes.
Bajo este tema, la estética y su campo de estudio desde las teorías de su propósito (naturalistas, modernas, postmodernas y del siglo xxi), nos permite considerar a los aspectos artísticos, como una aceptación de ideas y principios, susceptibles de ser modificados por la sociedad y están referidos a las categorías de esta ciencia (desde lo bello y sublime, hasta lo naif y kitsch). Por la época y el ámbito geográfico, el valor estético; incluye diversas razones de utilidad y concepción filosófica, llegando a estar relacionado con el libre mercado y la política de turno, como hoy en día con la libertad de creación y difusión de las obras.
Al legado hispano de diseño arquitectónico en cuadrantes de la ciudad, el empleo de materiales, el suministro de servicios públicos y generalmente, la edificación de máximo cuatro niveles; se aprecia en la actualidad, muchos complejos habitacionales y condominios de moderna tecnología y una distribución indispensable de ambientes para la comodidad de los propietarios en más de diez pisos. En lo que concierne a la pintura, la demanda de retratos familiares y las de formato cívico político; hoy las salas de exposiciones, muestran imágenes abstractas y temas sociales, sin límite de colores y técnicas, solo guiadas por la sensibilidad del artista. En la literatura, se mantiene la línea de los intelectuales en la senda del indigenismo y la integración de nuevos representantes, como la organización de ferias; aunque, en las últimas décadas se prefiere utilizar un lenguaje no tan apropiado y metafórico, con el objeto de evitar inconvenientes y dificultar su comprensión.
La puesta del teatro clásico de tragedias y comedias por compañías y asociaciones; va en acción de la problemática coyuntural y la sencillez escenográfica. Para el cine de aceptación en películas mexicanas e hindúes y cuyos escenarios son locaciones evangélicas; los mall ofrecen en sus salas de proyección, los estrenos de la generación digital y aquellas que causan gran impresión en el espectador. El éxito de los aeróbicos, los gimnasios y los certámenes de marinera, son el motor de la población trujillana y posibilitan un interesante movimiento económico, tanto por lograr la belleza,  y protagonismo respectivamente.
La música de conciertos, óperas y zarzuelas queda reducida a un sector conservador; mientras la mayoría de la población, se concentra en lugares como: Pubs, discotecas, karaokes y las fiestas de las colonias regionales, donde el ritmo caribeño y las cumbias prevalecen.
Finalmente, el vestuario y los accesorios, concitan el interés del público; al ser adquirido con facilidades de pago en los mall y visto en las últimas tendencias de los modistos peruanos, a partir de texturas naturales y sintéticas con diferentes aplicaciones. Tatuajes, peinados, celulares, tablets y piercing, forman parte de la imagen personal del trujillano, estando a la espera de cualquier novedad, que le permita estar a tono con el mundo del siglo xxi; funcionando a la par, varias clínicas de cirugía estética y reconstructiva para satisfacción del cliente. Ocurre lo mismo, con la gastronomía local y sus fusiones; desde platos de cocina gourmet y criolla-internacional a emparedados llenos de carne y salsas.
Por lo demás, un Trujillo con tradiciones, costumbres e innovaciones de una metrópoli, que se enriquece y adquiere un nivel económico y social muy diversificado y tolerante. El vasto escenario publicitario de edificios, salas de casinos, antenas, pantallas leds, banderolas,combis, paneles, vendedores de chocho y ceviche; que extrañamente combinan con el ruido de bocinas, semi-veredas, cables, semáforos de adorno, gallinazos y casonas ruinosas. En si forman parte de la estética local, parecida al de otras ciudades; pero, con un clima que varía a causa del Proyecto Chavimochic, la industria de la construcción, el acento lingüístico, el empleo de la red y el boom de la fotografía con sus aplicaciones digitales (selfie, photoshop y otras).
Este año 2015, será de muchos proyectos y retos personales y familiares; sumando a ello, lo que la información y tecnología, nos proporcione.

martes, 13 de enero de 2015

¿Me preguntaron cómo estuvo el The Ritz Hotel?

Por Juany Murphy
La experiencia fue súper , llegamos a Londres a las 6:30,tomamos el tren a Green Park Tube Station . Al salir se ve el gran Hotel. Entramos donde el portero te atiende con modales exclusivos y ya sientes que estas en un lugar especial. 
El ingreso lleno del aroma de las flores y las arañas colgantes con la música clásica en vivo es majestuoso. Te transportas a años de historia en uno de los lugares más tradicionales de Londres. El ritual del Té Inglés es una experiencia como no hay otra, inmortalizada por Dickens y Oscar Wilde. 
A nuestro encuentro especialmente vestido para tal suceso fuimos llevados a nuestra mesa reservada con dos meses de anticipación. Las reservas para los fines de semana hasta Enero ya están completas. 
El mozo nos retiró las majestuosas sillas y nos colocó las servilletas,el menú estaba ya listo en la mesa, elegantemente adornada con vajilla china , y servicio de plata.
Champagne para nosotros y John Felipe . George y Joseph con jugo fresco . Las entradas con sándwiches , cada una con un relleno diferente implacablemente distribuidas. Para los niños pequeños les dieron sándwiches de pan blanco con queso blanco de crema , salmón ahumado, jamón ahumando local con mostaza francesa; los famosos huevos y mayonesa con "watercress". Luego de  otros platos con delicias de mar ,pasamos a las bandejas de dulces: exquisitos pastelillos con fruta de la estación, como por ejemplo pastelitos con frambuesa y bueberries con crema doble. chocolates , y tarta de fresa,como tercer plato tuvimos el tradicional Scones con crema y mermelada.los Scones del Ritz sólo se hornean en la tarde así que son fresquísimos.
Finalmente , la noche se ilumina con el brindis y la torta de cumpleaños con música de fondo . El té en la tarde fue inventado por Anna la Duquesa de Bedford en 1840, esta tradición que hasta ahora la mantienen como un ritual , ceremonia viva de efecto calmo y de un evento donde la gente puede disfrutar con mucha placer y elegancia en el Ritz. 

lunes, 12 de enero de 2015

La (in)comunicación

Por Manuel Arboccó 
“La buena comunicación tiene como primer requisito hacer un esfuerzo por comprender a ese otro del mismo modo que pedimos su comprensión” nos advierte el filósofo Fernando Savater en el capítulo titulado ‘Vivir juntos’ de su texto Las preguntas de la vida.
Por su parte, la filósofa y profesora brasileña Olgária Matos nos dice: “Los estudiantes de hoy están acostumbrados a mirar una pantalla de su celular o de su laptop y no están acostumbrados ya a mirar a una persona (el profesor) por muchos minutos. Se aburren. Los estudiantes de décadas atrás tenían mayor atención y capacidad de concentración, ya que no había tantos distractores como ahora los hay. Antes el profesor llegaba y compartía su experiencia, su sapiencia. Ahora el profesor debe buscar despertar la atención y la motivación del alumno, además de preocuparse por su discurso y los contenidos”.
Compartimos plenamente estas observaciones. Hoy la atención y la introspección están disminuyendo. Y se insiste mucho en el ambiente educativo, acerca de lograr la atención y motivación del alumnado, dos aspectos de los cuales muchos carecen. Ahora los profesores tenemos que competir con los smartphones, las tabletas, con el Facebook y el Whatsapp, por la atención de los estudiantes.
La sociedad mediática actual no solo roba el tiempo libre con sus entretenimientos, muchos pueriles, sino, además, llena de bulla la vida. Hoy está de moda el conductor de radio y televisión que habla muy rápido o que grita –cuando no salta– y da volantines para atraer audiencia.
No olvidemos esa publicidad verborreica (con abundancia de palabras) y taquilálica (un modo de hablar excesivamente rápido y atropellado). Ya hemos escrito sobre el paupérrimo estado de la televisión actual.
Además, “muchos de estos chicos no encuentran a sus padres en casa, quienes se encuentran trabajando si es que no están divorciados o haciendo otras cosas más importantes para ellos que acompañar a sus hijos”, señala Matos.
Esta realidad se extiende a muchos hogares, a muchas ciudades, a muchos países. De esa manera, el hábito de la conversación va reduciéndose mucho y con ello las distancias entre los seres humanos se hacen más notorias. Lo peor es que pareciera que ya no necesitamos hablar o escribir para comunicarnos, ahora apretamos un botón. Hasta hay mensajes prefabricados listos para enviar en tarjetas igualmente prefabricadas. Como muchas de las que recibimos y brindamos en las recientes fiestas de fin de año.