opinionsiglo21@gmail.com
¿Es el reggaetón el salvador de la música latina?
“Luego de que Daddy Yankee pegara Gasolina se pensaba que la popularidad del reggaetón iba a seguir aumentando de esa misma manera, pero se dio de una manera distinta; no hubo una fórmula mágica y lo que surgió fue una diversificación de estilos dentro del género”, observa la socióloga Raquel Z. Rivera.
“El reggaetón se ha movido del sonido que tenia en ese momento y, aunque sigue siendo una parte muy importante, no es el género que va a salvar la ventas dentro del mercado de la música latina, como se esperaba”, agrega la coeditora, junto a Wayne Marshall y Deborah Pacini Hernandez, del libro Reggaeton (Duke University Press, Durham, 2009).
“Desde que se llama reggaetón le pronostican la muerte, pero sigue transformándose; si el sonido que lo caracterizaba, a nivel del patrón rítmico, era derivado del dancehall reggae, específicamente de una canción (de Shabba Ranks) que se llamo Dem Bow, los canciones que salen ahora no tienen esa identidad sónica, ese sello”.
Y allí esta la discusión acerca del ritmo que puso a bailar a los jóvenes desde Nueva York hasta Tokio, y de San Juan a Buenos Aires: unos dicen que el reggaetón se murió y otros dicen que no; Willie Colón dice que sí, dj Nelson y Eddie Dee dicen que no.
En 1996, la novelista y académica boricua Mayra Santos-Febres escribió un articulo que en inglés se tituló Puerto Rican Underground, que así era como se conocía el género en la isla desde principios hasta mediados de los ’90s.
Raquel Rivera entonces también escribía su tesis de Maestría sobre el movimiento rap y reggae underground en Puerto Rico, y otro sociólogo, Jorge Giovannetti, también trabajaba sobre el tema.
“Tiene mucho que ver con, digamos, una generación de académicos, entrenados en Cultural Studies o interesados en ese ángulo que veían ningún otro espacio para discutir este género de música juvenil”
En los inicios, Rivera tropezó con los ‘peros’ de algunos profesores que no lo consideraban sujeto válido de estudio, mas luego dio con otros que se convirtieron en sus mentores y la ayudaron.
En cuanto al contexto socioeconómico del fenómeno, el reggaetón en sus inicios se implantó en un entorno urbano y de clase trabajadora, pero con el tiempo se ha convertido en música pop. “Mantiene sus vínculos con las comunidades marginadas, pero –al igual que con el hip-hop- lo que antes lo apartaba ahora es como el sello de venta”
Orígenes y trayectoria
Avanzados los ’70s, camino hacia los ’80s, muchas cosas ocurrían a la vez: en Jamaica, el reggae dancehall experimentaba una gran popularidad y de alli derivaría el reggae en español, ese rítmo que el panameño conocido como El General (Edgardo Franco) impusiera en Latinoamérica.
Entonces los panameños hacían roots y dancehall. “El reggae en español es -a nivel estilístico- un precursor directo, del reggaetón; pero el hip-hop en español también tiene mucho que ver con los orígenes, mientras que en Puerto Rico se cultivaba mas el rap, paralelamente”, explica.
Entre esas idas y vueltas hacia y desde los Estados Unidos, esas vertientes confluyeron y a mediados de los ‘90s surgió el nombre de reggaetón en Puerto Rico.
A juicio de la investigadora, a estas alturas resulta irrelevante discutir en términos excluyentes la cuna puertorriqueña o panameña del género: sin una de esas vertientes el reggaetón no existiría.
“No vale la pena repetir ese debate aburrido que rodea a la salsa a lo largo de décadas, puesto que ella no existiría sin la música cubana, sin los músicos puertorriqueños o sin Nueva York.
La autora estima de mayor interés hablar de los aportes de los puertorriqueños, los cubanos y los afroamericanos, o de la influencia del jazz. “Eso me parece una historia fascinante: con el reggaetón ocurre lo mismo”, puntualiza.
Rivera no pierde de vista la importancia de la especificidad geográfica, los contextos panameño y puertorriqueño, el de Nueva York, y otras ciudades de los Estados Unidos.
“También los dominicanos en Nueva York participaron del hip-hop desde el principio; y los dominicanos en Puerto Rico -habitantes de comunidades pobres- tomaron parte en el reggaetón desde el principio”, refiere
Para mucha gente ya eso está agotado porque no suena en las discotecas, pero si alguien atento vive en una ciudad como Nueva York percibe que en algunas radios suenan canciones que técnicamente aún se consideran reggaetón.
No es para nada la misma presencia que tenía antes, pero irónicamente ha llegado a ciertos lugares donde nunca llegó, cuando vendía mucho o tenía esa presencia mainsteam.
“El hecho de que este año Wisin&Yandel fueran nominados en los MTV Music Awards junto a Lady Gaga o Beyonce, o sea con artistas de pop en ingles, para algunos fue un shock. Wisin&who?”.
Rivera explica que en algunos círculos del showbizz “existe la necesidad de dar crédito a esa rama del pop que representan los latinos, entonces si son artistas bien populares –aunque no tanto como lo fuera Daddy Yankee- es el momento para nominarlos”.
La estudiosa concluye que no se trata de la misma visibilidad que cuando se escuchaba en todos lados Gasolina, el mega-hit del 2004, pero sigue siendo bien visible.
Así, cuando muchos juraban que no daba para más aparecieron Wisin&Yandel y Calle 13 con cosas nuevas, que no suenan al mismo reggaetón de Gasolina pero también pegan.
“El sonido es distinto, ellos se transformaron, pero insisten en llamarle reggaetón (no es el caso de Calle 13) y si es así, ¿quién soy para decir que no es reggaetón? Sigue siendo popular, entonces sobrevivió, se abre otra etapa, veamos hasta donde va”.
En el sonido actual el beat que parece predominar es el techno y hay mucho de hip-hop en lugar del reggae dancehall. “Lo otro es que el propio reggae dancehall evoluciona y dentro del mismo se siguen innovando patrones rítmicos que tienen mucho que ver con el hip-hop, el dance y el techno”.
Reggaetón vs. Salsa
Willie Colón generó una amplia controversia en Puerto Rico al admitir su eventual incursión en el género como un intento de aproximación a un mercado, pero sin ahorrarse juicios acerca de las limitaciones del reggaetón y de su declive en términos de popularidad como consecuencia de la repetición de una fórmula.
Tego Calderón ha tenido mucho que ver con cambiar la percepción de muchos salseros. “Hasta que él no empezó a hacer trabajos con salseros, la gente veia al reggaetón desvinculado de una tradición afro-caribeña de clase trabajadora”, anota.
El cantante es fanático de los raperos en inglés pero también de Ismael Rivera y otros cultores de la salsa. “Él tuvo el poder de convocatoria, aparte de su estilo personal de rapear, y -en vivo o en estudio- ha hecho trabajos conjuntos con percusionistas reconocidos, como 'Cachete' Maldonado, y cantantes como Tempo Alomar”.
A juicio de Raquel Rivera, es a partir de allí que muchos otros salseros empezaron a entender que el problema no es tanto del género sino quién lo hace. “Les abrió un poquito la mente a pensar ‘el reggaetón bien hecho puede estar bien chévere’”.
Sexismo y perreo
La letras de los temas a nivel comercial abundan en lo romántico, la ‘tiraera’ (el contrapunto, el desafio), el propio baile y, en su extremo más controversial, las referidas al sexo.
“Para los fanáticos, mucho del encanto o del atractivo del género reside en que precisamente las letras tengan tanto que ver con el baile, con la fiesta, y tan explícitamente con el sexo”, comenta.
El reggaetón es a ese respecto bastante más directo que los boleros, la salsa o el merengue, "va más allá, aunque sólo sea una cuestión de gradaciones".
“Los fanáticos no tienen problema con eso, pero hay gente a la que le gusta el reggaetón, pero a nivel ideológico tienen conflictos -me incluyo-, pues la música puede sonar bien, pero muchas letras tienen la misma formulita sexista de siempre”.
“Y aun cuando el ‘romatiqueo’ resulte mejor aceptado en algunos círculos, genera rebelión entre ciertos fanáticos que consideran que tales letras suenan igual que cualquier baladita pop”, indica.
Otro de los aspectos controversiales lo constituye el perreo, un aspecto muy significativo dentro del género, cuando la gente se reúne.
“Genera escándalo entre los mayores por el hecho de que hay códigos que en verdad son distintos; lo que da nombre al baile es que la mujer se coloca de espaldas a la pareja, mientras que en otros bailes permanecían el uno frente al otro”, observa.
Evidentemente, la sexualidad entre adultos es una cosa, pero es otra cosa cuando involucra a adolescentes pre adolescente o niños que quieren perrear imitando a sus hermanos mayores.
La presión publica, gubernamental y de los managers de los artistas ha conseguido que algunos artistas se autocensuren al momento de realizar los videos para ser emitidos en cualquier horario.
“Sucede simplemente que la manifestación se desplaza a otras esferas, pero siempre está presente aunque no de la misma manera que anteriormente”, comenta.
Sujeto de estudio
El origen del libro se remonta a una beca postdoctoral obtenida en Tufts University por Raquel Rivera, quien en el desarrollo de un curso de música caribeña (junto con la antropóloga Deborah Pacini Hernandez, su mentora) verificó el interés de los estudiantes por el reggaetón, al tiempo de comprobar la inexistencia práctica de literatura académica sobre el tema.
Ya había pegado Gasolina y, junto a otros temas, sonaba en las discotecas y en las estaciones top forty; era como la nueva música que había salido de Latinoamérica, que era popular entre los latinos y a los anglos y afroamericanos les gustaba también.
“Sonaba a algo que ellos están acostumbrados, excepto que la letra es en español; el sonido les era familiar y atractivo, entonces querían saber más”.
El hecho de que el dancehall reggae ya hubiera sido aceptado como una música conectada a la música popular urbana de los Estados Unidos (a pesar que los angloparlantes entienden con dificultad el patois jamaiquino), permitió que el reggaetón se conectara de la misma manera a partir del español.
“La fórmula -en términos de la vestimenta, de que se esta rapeando mayormente, la manera en que se canta es como el estilo rythm&blues, pop, de Estados Unidos- es casi familiar, y si no entiendes las letras por completo no se acaba el mundo”.
La beca involucraba un proyecto en conjunto lo que las decidió a convocar al musicólogo Wayne Marshall para emprender la tarea multidisciplinaria y así servir a los estudiantes.
La intención era reunir cutting-edge scholarship que se estuviera produciendo. Les resultó muy difícil hallar material de calidad a nivel académico, por lo cual, además de una intensa búsqueda, debieron enfrentar ellos mismo la escritura de artículos o ensayos, y también encargarlos a otros autores.
"Es un tema que necesita ser mucho más explorado; tiene tantos y tantos ángulos, y el libro toca la superficie. Es como establecer algo básico, entonces nuestra esperanza es que otros lo usen como un recurso más a su disposición". apunta.