Por Manuel Arboccó
Los efectos de una buena base educativa preescolar y primaria perduran por un largo período de tiempo, incidiendo en la educación secundaria y en la universitaria aun.
En países como Finlandia, por ejemplo, lo tienen claro. Los padres tienen la seria convicción de que son los primeros responsables de la educación de sus hijos, por delante de la escuela. La importancia que se le da en ese país al docente que acompañará al niño en sus primeros años es altísima.
La elevada calificación académica y personal del profesorado es una pieza clave en el éxito académico de los niños. Los ponen en manos de los mejores profesionales del país. Según reportes revisados nos enteramos que cada universidad escoge a sus aspirantes a profesores con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación y de empatía, un resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante una clase, una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de aptitudes tecnológicas. “Son las pruebas más duras de todo el país” señalan sus especialistas.
Mientras por acá nuestros docentes hacen huelga (y son mojados y apaleados por la Policía), están más preocupados en cuestiones políticas y no académicas, presentan carencias en aspectos teóricos del curso que manejan, reciben salarios bajos y trabajan en otras tareas para sustentar la canasta familiar. Allá “es un honor nacional ser maestro de primaria”, asegura Jari Lavonen, director del Departamento de Formación al Profesorado de la Universidad de Helsinki (la mayor universidad de Finlandia).
Es urgente una reforma del sector educativo peruano que permita que el gasto público se traduzca en reales aumentos para las difíciles realidades de muchos planteles limeños y del interior del país. Un mayor presupuesto y un empleo inteligente, creativo y ético son requeridos; caso contrario, no servirá de mucho.
Finalmente, aunque ya lo hemos mencionando antes, mientras sigamos teniendo un bajo sistema educativo (salvo contadas excepciones) es muy probable que nuestra sociedad seguirá padeciendo de muchas taras como el bullying, el racismo, las personalidades superficiales o groseras, el sensacionalismo mediático, el consumismo, la violencia, el sexismo, la pobreza (no solo económica, sino también moral, estética, afectiva) y demás limitaciones humanas. El mensaje es muy claro: “La educación es la llave para el desarrollo de la gente, para el desarrollo de un país.”
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