Por Richard Centeno
Cada vez, con mayor frecuencia, las redes sociales están promoviendo campañas ciudadanas que antes solo los grandes medios podían promover con su capacidad de convocatoria y difusión en la ciudadanía.
Son fáciles de usar, inmediatas y, sobre todo, gratuitas. Basta una mecha y un detonante para que se incendie la pradera mediática. Los recientes casos de denuncias de malas prácticas empresariales en conocidas cadenas de comida rápida, el padrastro abusivo, policías coimeros, etcétera, son solo una pequeña muestra del gran poder que pueden tener las redes sociales a través de internet.
Sin duda, la imagen –foto o video– es fundamental en este tipo de medios. Nunca más que antes eso de que una imagen vale más que mil palabras cobra vigencia con las redes sociales. Su impacto puede ser fulminante, tal como lo han experimentado en carne propia la cadena de comida rápida que decidió cerrar todos sus locales en el país ante una denuncia ciudadana y el padrastro abusivo que terminó en prisión preventiva por nueve meses.
Sin embargo, como todo poder que se ejerce, siempre existe el riesgo de la tiranía y los excesos. Cuando las pruebas son contundentes, entonces no hay más que decir, como ocurrió con la cadena de restaurantes. Pero cuando el hecho denunciado no está del todo claro, como el caso del padrastro, y la autoridad actúa bajo presión mediática, entonces surgen las dudas sobre la eficacia de las redes sociales como medio de control ciudadano.
Las masas, las redes sociales y los medios de comunicación no pueden pretender hacer el papel de las instituciones, no están en capacidad de hacerlo. Pueden aportar, colaborar, pero no suplantar funciones.
Como puede verse, las redes sociales pueden ser de mucha utilidad, pero también pueden convertirse en un arma de doble filo cuando son usadas indiscriminada e inescrupulosamente. Pueden ser útiles para informar, denunciar y conocer, pero pueden ser utilizadas también con fines de venganza y odios personales.
En el caso de empresas, las redes podrían prestarse a organizar campañas en favor de unas y en perjuicio de otras rivales con fines económicos. Ya han demostrado lo eficaces que son cuando se viralizan rápidamente determinados temas.
Ya lo advertía Umberto Eco cuando hablaba del exceso de información y los riesgos del ciberespacio. El internet es peligroso para los ignorantes, pero muy valioso para los inteligentes, ha sentenciado el laureado escritor italiano más de una vez y con mucha razón.
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