Hacer uso de los espacios públicos sin duda es un derecho que tienen todos los habitantes de la ciudad y un factor importante que contribuye a su calidad de vida. Sin embargo, la inseguridad ciudadana fruto de la delincuencia, el crecimiento inmobiliario y los problemas ambientales han modificado en gran parte la fisonomía del entorno urbano, afectando la conservación de estos espacios y el derecho a disfrutar de áreas que forman parte de nuestra vivencia cotidiana.
El espacio público es el escenario que le da identidad y carácter a nuestra ciudad. Un parque, una plaza, cruce de calles, veredas amplias, aquellas áreas de uso y dominio público que pueden usarse sin restricción de acceso, son espacios donde la gente camina, vive y la siente como parte de su ciudad, de su sitio urbano.
Calles enrejadas, parques con jardines secos y descuidados o barrios donde no están habilitados los espacios destinados a parques o zonas donde no existen espacios para la práctica del deporte y el juego al aire libre, muestran un panorama desalentador que plantea responsabilidades de las autoridades locales, pero al mismo tiempo la construcción de una cultura de respeto a los espacios públicos como escenarios de expresión.
La ausencia de suficientes espacios públicos habilitados es una de las razones, por ejemplo, que explican porque Lima es considerada una de las ciudades del país donde menos se practica la actividad física (10%), según el Estudio de factores sociodemográficos y ambientales asociados con la actividad física y deportiva.
Niños, adolescentes y jóvenes de zonas en situación de riesgo carecen de suficientes espacios para practicar deporte en forma segura.
La inseguridad, por otro lado, ha propiciado el bloqueo de calles con rejas que limitan la comunicación y la convivencia entre los vecinos. Como consecuencia, los niños no cuentan con áreas suficientes para el disfrute al aire libre.
Los gobiernos municipales tienen a su cargo la regulación de los espacios públicos y aunque no existe hasta el momento un registro completo de los espacios públicos, desarrollan actividades orientadas a promover el uso de espacios públicos.
Los complejos y módulos deportivos municipales son escenarios que se brindan a la niñez y adolescencia para la práctica de la actividad física.
Las plazas y parques se han convertido en los últimos años en escenarios donde los municipios o instituciones sociales organizan actividades artísticas, culturales y de recreación. Programas de fomento a la lectura, al desarrollo de habilidades artísticas o campañas sociales forman parte de ese colorido espectáculo público en que la gente puede compartir y aprovechar de su entorno urbano.
Hace falta regular y normar el uso y aprovechamiento de los espacios públicos de acuerdo con los tiempos de crecimiento que vivimos, pero al mismo tiempo de la mano de una política de fomento al respeto y tolerancia de la ciudadanía para conservar estos espacios como suyos, de manera que se pueda contribuir a la construcción de una mejor sociedad.
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