Un nuevo estudio afirma que podríamos disponer de un ‘interruptor’ genético que, al ser ‘apagado’, nos permitiría vivir de cinco a diez veces más.
Investigadores del Instituto de Sistemas Complejos de Nueva Inglaterra (NECSI, por sus siglas en inglés), en colaboración con el Instituto Wyss de la Universidad de Harvard, han recurrido a un nuevo modelo matemático en relación al concepto tradicional del proceso de envejecimiento.
El estudio publicado en el portal del NECSI afirma que “nuestra comprensión sobre la evolución es defectuosa”. Según el mismo, el envejecimiento es más bien una demostración de cómo las especies evolucionan según su entorno, antes que un rasgo inherente a los seres. La evolución muchas veces opta por expectativas vitales más cortas en ambientes con recursos escasos y una presión especialmente intensa para la reproducción. Con lo cual, según el equipo, “los seres humanos hemos sido condicionados genéticamente para vivir vidas más cortas”.
Los científicos encontraron evidencias de esta teoría en varias especies. Por ejemplo, el pulpo hembra muere tras dar a luz, pero con la glándula óptica extirpada vive más tiempo. Asimismo, han sido halladas mutaciones genéticas en los nematodos, unos gusanos que pueden llegar a extender su vida cinco veces más. Sin embargo, los investigadores aún no han identificado el mecanismo específico necesario para lograr que nuestra vida sea mucho más larga, ya que debería ser algo más complicado que solo una mutación.
Fuente: RT
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