Gracias a una incansable lucha, emprendida por cantantes y compositores, el entonces presidente Manuel Prado Ugarteche estableció en 1944 el Día de la Canción Criolla.
“Declárese el 31 de octubre ‘Día de la Canción Criolla’ que se destinará a difundir la música comprendida dentro de la mencionada denominación”, rezaba el decreto supremo.
En el centro musical Felipe Pinglo se levantó un humilde estrado donde se dedicó valses y polcas a Prado, ansioso de aceptación popular.
Doña Valentina
Los 31 se celebraban en escenarios como el callejón El Buque, ubicado en la cuadra tres del jirón Luna Pizarro, La Victoria.
En el número 5, vivía la famosa Valentina Barrionuevo, “la reina de las peñas criollas”.
Ela es quien funda La Peña Valentina, en la avenida Iquitos, donde se reunían figuras de la guardia vieja y se descubre a una nueva generación de exponentes, como Nicomedes Santa Cruz y Óscar Avilés.
En homenaje a esta promotora se instituye el premio la “Valentina de Oro” y surgen talentos.
En plena década de 1950, el barrio de Monserrate daba vida al centro musical Pedro Bocanegra, el cual, junto con El Parral, en el Rímac, lucharían para hacer frente al “Pinglo”. Años más adelante, el “Sentir de los Barrios” comenzaría a abrirle sus puertas a íconos de los años setenta, entre ellos a Lucha Reyes y Cecilia Bracamonte.
El experto en música peruana Fred Rohner explica que debemos considerar el término “criollo” como una manifestación propia del mestizaje.
“En general se habla de música criolla a todo tipo de música mestiza y urbana. [...] Si nos referimos al ‘vals’ o lo que hoy denominamos ‘música criolla’ eso es al inicio del siglo XX y quizá su consolidación en 1910 y 1920”, señala.
Detalla que si bien consideramos a Montes y Manrique como “padres del criollismo”, debemos tener en cuenta que existían otros intérpretes.
“Ellos tuvieron la suerte de grabar música peruana de manera comercial en 1911. En ese sentido, son pioneros, pero paralelamente había muchos otros conjuntos”.
Si bien, últimamente, se cree que el “criollismo” ha perdido su apogeo, Rohner cree que es más que un tema mediático. “No se trata de que esté desapareciendo, es un género que tiene muchos años y, por lo tanto, resulta bastante común que la música más o menos antigua ceda el paso a otras manifestaciones culturales. No significa que desaparezca, sino que simplemente tiene una menor visibilidad mediática”, recuerda.
Fuente: El Peruano
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