Los científicos consideraban imposible que las partículas de luz, los fotones, pudieran ralentizarse mientras viajan por el espacio abierto y sin interactuar con ningún otro material.
Anteriormente ya conocían que la velocidad de la luz puede ralentizarse cuando ésta atraviesa materiales más densos, como el agua o el cristal.
Ahora, en un artículo recién aparecido en ‘Science Express’, investigadores de las universidades de Glasgow y Heriot-Watt describen con todo detalle cómo se las han arreglado para “frenar” fotones en el espacio, algo que se consigue por primera vez.
Los investigadores han demostrado que basta con aplicar una “máscara” a un haz óptico, dando a los fotones una estructura espacial, para que su velocidad se reduzca.
El equipo de científicos compara un rayo de luz, que contiene muchos fotones, a un equipo de ciclistas que se reparten el esfuerzo y que van colocándose, por turnos, a la cabeza del pelotón. A pesar de que el grupo rueda por la carretera como si fuera una unidad, la velocidad de cada ciclista individual puede variar cuando éste cambia de posición.
La propia formación en grupo puede hacer que sea difícil definir la velocidad de cada ciclista concreto, y eso es precisamente lo que sucede con los rayos luminosos. Un único pulso de luz contiene un gran número de fotones, y los investigadores saben que esos pulsos se caracterizan por un cierto número de velocidades diferentes.
Fuente: ABC
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