viernes, 1 de julio de 2011

CENTURIA DE UNA DONACION EDUCATIVA

Por Lic. Humberto M. Landeras Rodríguez
humbertolanderas@hotmail.com

En julio del 2011, se conmemora cien años de la donación de la Escuela de Artes y Oficios “Marcial Acharán y Smith” a la educación trujillana por el filántropo chileno afincado en nuestra ciudad.
Basadre, en la “Historia de la República”, dice que “el Estado peruano no ha sido atento al gesto de Marcial Acharán, ni consecuente con él (tomo 16, capítulo 2, pág. 126), quizá razones políticas llevarían a los gobernantes no rendir a tiempo homenaje al benefactor, el obsequio del edificio incluyendo materiales educativos pago a profesores con su dinero, recibió de la municipalidad de Trujillo medalla de oro, en cambio el gobierno lo ignoró.
Marcial Acharán y Smith (1837-1918), fue un acaudalado empresario que hizo fortuna en Trujillo, propietario de la compañía Acharán y Goicochea y Co., se dedicó a la importación de todo tipo de mercaderías. En segundas nupcias, Acharán casó con Ana Lucía de la Torre, hermana de Zoila Victoria, madre de Víctor Raúl Haya de la Torre
Luego de la guerra con Chile de 1879, Acharán viaja a Europa, a su retorno trae ideas revolucionarias en lo social y económico, la defensa del proletariado lo impacta; siguiendo el consejo de su esposa, asumió el cuidado y educación de Víctor Raúl y de su hermano Agustín; se dice que uno de los primeros libros leídos por el político fue el Capital de Carlos Marx entregado por el empresario; las ideas socialistas estuvo latente en su estada en Europa, luego adapta a la realidad de los países latinoamericanos de acuerdo a la propia interpretación de la coyuntura social y política de la región que finaliza en 1924, en México, con la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).
La donación de la Escuela de Artes y Oficios por Marcial Acharán fue inspirada en su cariño a la clase trabajadora de Trujillo; la industria del azúcar, textilería, procuraba abundante mano de obra sin oportunidades de estudio para los hijos de los obreros; por eso la Escuela la destina a la formación de los “hijos del proletariado de la ciudad de Trujillo”.
La honradez y constancia de Acharán hizo una persona visible de Trujillo. Un hecho ocurrido en 1885 puso en riesgo sus negocios. Contrató en Valparaíso un barco con 1,000 toneladas con mercaderías para la casa Acharán-Goicochea y Co. que no pudo desembarcar en Salaverry por la ocupación de las tropas caceristas de Tomás Romero y Flores.
El invasor quería desaduanar el barco para cobrar los derechos de aduana antes de ser desalojado por las tropas coronel Manuel Becerra jefe del ejercito del norte; Romero y Flores, ordenó quitar las velas pero el capitán se opuso a la descarga permaneciendo invariable varios días; al borde de la desesperación, el intruso advirtió al capitán y al dueño de la carga, que si la mercadería no era echada a tierra, haría hundir la embarcación.
Marcial Acharán, cónsul francés en Trujillo, pidió ayuda al marino francés Charles Morín Dutot quién al mando de 5 lanchas en cuatro días de trabajo entregó la nave desaduanada al capitán, lastrada con 280 toneladas de arena para su retorno a Chile; en recompensa, Acharán fue padrino junto con la dama trujillana Carmen Ganoza, de los hijos de don Charles: Miguel Marcial (1893); Emilio (1895), Julio (1896) y Alejandro (1901); habría de imaginarse la buena propina recibida por el padre de los ahijados.

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