¿Es mejor conocer las reglas de
ortografía antes de aprender a escribir, a redactar y expresar las ideas? Esa
pregunta ha sido resuelta hace tiempo por la comunidad académica a favor de
diferir el estudio de la gramática hasta el momento que los niños ya tienen una
escritura solvente. A pesar de ello, en las aulas sigue prevaleciendo la
preferencia por iniciar la escritura aprendiendo desde el inicio las reglas
gramaticales. Resulta oportuno entonces citar algunos argumentos de la experta
en el tema Michelle Navarre de la Universidad De Paul de Chicago para beneficio
de los lectores (“El método equivocado para enseñar gramática, y el más
utilizado; Elconfidencial 27/02/2014).
Las normas de acentuación,
puntuación o usos de “b” y “v” se convierten en la tortura de los escolares que
tienen que hacer dictados, memorizar reglas y hacer ejercicios de ortografía y
gramática. Eso no es más que una pérdida de tiempo que frena el desarrollo de
las capacidades creativas, intelectuales y del pensamiento crítico de los
menores. Ella sostiene que para aprender a escribir hay que escribir y leer, de
la misma manera que para aprender a montar bicicleta o algún deporte hay que
practicarlo. Esa es la forma eficaz de aprender a escribir. Es preferible la
redacción libre (activa) que los dictados (pasivos).No se trata solamente de
adquirir una técnica correcta, sino de entender que la escritura es una forma
de comunicación, exposición, presentación de ideas, que solo así va de la mano
con el cultivo de la comprensión lectora. El énfasis en los dictados y las
reglas gramaticales atentan contra la reflexión crítica y
manifestación de opiniones durante los primeros años de escolarización,
así como la capacidad de aprender de sus propios errores.
Asociar la escritura con la
ortografía y la gramática desconecta la escritura de la expresión de ideas o
sentimientos. Es más, coacta la libertad de expresión de ideas por el temor a
redactarlas mal.
No es casualidad que la mayoría
de los adultos peruanos tienen dificultad de leer textos complejos y redactar
fluidamente sus ideas, y que no disfruten de la lectura de libros de libre
elección. Algo en su formación en lecto-escritura falló; hay que reformular los
enfoques pedagógicos basándose en la investigación científica disponible.
NOS ESCRIBE: León Trahtemberg
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