Hay muchas parejas que son muy intolerantes frente al vínculo que su amado tiene con sus padres, llegando a pensar que cualquier gesto de preocupación o amor es sinónimo de ‘mamitis’. Esto es falso puesto que es normal que cuando una pareja joven se casa, la presencia de las suegras se vuelva imprescindible porque ellas enseñan a cuidar a los recién nacidos o a organizar el nuevo hogar.
Pero esta situación no constituye un problema. Lo que sí se considera problema de ‘mamitis’ es cuando la madre le prohíbe al hijo estar con su pareja porque ella tiene un hijo y la culpa de que se va a aprovechar de él.
Esta actitud de muchas madres convierte al hijo en una persona que nada puede hacer por sí misma pues teme la rabia de la madre. Así, ella le dice hasta qué hora salir, le limita el dinero y hasta le prohíbe que tenga pareja. La causa de esta actitud se llama celos y envidia, porque no tolera que su hijo pueda mirar a una mujer y no hacerle caso a ella. Envidia porque la pareja del hijo es más joven que ella. Todo hijo debe saber que sus decisiones solo le competen a él.
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