viernes, 25 de enero de 2013

INTERPRETACIÓN VOCAL Y OPORTUNIDAD.

Por: Alfredo Estrada Zavaleta.

Las primeras expresiones orales del Ser Humano, estuvieron enmarcadas en los planos de la imitación de sonidos de la naturaleza e intento de comunicación con sus pares; guiadas bajo un espíritu mágico y literario de su realidad especifica, cuanto el cultivo de la improvisación melódica y rítmica del sistema musical de cada cultura. En significado de sus particuridades de composición e interpretación (modos y géneros), fue el repertorio Greco-romano, monofónico en esencial; el que recogió los aspectos más importantes de Oriente y Occidente, por su expansión geográfica y enriquecido soporte instrumental. Con los cantos religiosos de la edad media, los anthem anglicanos y el devenir de las épocas (barroca, clásica y romántica); las formas de ejecución vocal, adquirieron un mayor grado de dificultad, tanto para los solistas y grupos, fijados en función del registro alcanzado y las ornamentaciones de estilo, con proyección a la polifonía. 

Posteriormente y con el surgimiento de las corrientes del fonismo, dadaísmo, impresionismo, postmodernismo, conceptual, hippismo, punk, pop art y otros; hubo cambio radical en cuestión de las estructuras y principios musicales, originando otras formas de creación y apreciación del arte, con el empleo de múltiples recursos electrónicos y tecnológicos. De esta manera y producto de la diversidad cultural y las fusiones de ritmos, el canto está sustentado en otros aspectos, con notoria influencia de tradiciones y variados esquemas acústicos ya establecidos, en suma por: Los efectos del wop, las marcadas secuencias del rap y reggae, las exigencias vocales del góspel y country, las típicas emisiones de los animales, la euforia y estridencia del rock y las que surgen del fragor tropical.

En nuestra realidad, la Formación de Cantantes y coreautas, va pues en dichos planos de interés y disciplina de los aficionados y futuros profesionales; quienes con abnegación y sacrificio asumen el cultivo de este arte, bajo las orientaciones de los Maestros en los Centros de Educación Musical, denominados Conservatorios. Dicha labor en el estudiante, comprende el estudio de las praxias y la realización de las vocalizaciones, en los grados de resonancia, tesitura y potencia, que conduzcan a una buena interpretación del selecto repertorio (arias, lied, entre otras obras); lograda a partir de sonidos ligados y picados, matices y conveniente colocación de la Voz en su respectivo registro y tipo de color alcanzado.

En general, la calidad de la Voz se puede relacionar con la forma y el valor de un diamante, que en ocasiones solo requiere algunos complementos, pero que en su mayor es un desafío y reto interesante y motivador para el Maestro y el alumno; encontrando nuevas alternativas y técnicas de acción, que permitan alcanzar notables resultados en el campo de la interpretación y el dominio de sus facultades fonatorias. Por ello, facilitan esta actividad, la inclusión de asignaturas como: Fisiología e higiene de la Voz, Fonética y fonología, Expresión rítmico corporal, Desplazamiento escénico, Concierto y Opera y otras; que le permitan valorar su condición de Solista y operador principal en la dinámica de los Coros.

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