Por: Alfredo Estrada Zavaleta
Bacán, macanudo, esplendido, sorprendente, maravilloso y otras acepciones, en suma, determinan el nivel de calificación que emplea el espectador, cuando aprecia o valora una manifestación artística y cuya actividad la efectúa de un modo particular, sencillo e intuitivo.
Sin embargo, toda persona de acuerdo a su preparación y formación académica, puede escoger y utilizar un sinnúmero de formas ideales, para comprender la dinámica del momento artístico en una opinión acertada, que le permita plantear algunas conclusiones y comentarios de contenido saludable y preciso. Con tal propósito y carácter estético, creo que señalaría los siguientes grupos en este campo: a) Profesionales y críticos en arte; b) Autodidactas en su realidad; e c) Influenciados por el medio social y comercial.
Los primeros, pienso que reúnen la ponderación en conocimientos y el análisis del significado artístico, ya enriquecido por el avance cultural de la humanidad o quizás por los aspectos de renovación e iniciativa creadora de los gestores en el tiempo. El arte no solo se guía por un fenómeno de conservación de tradiciones y costumbres, sino que incorpora elementos que le dan realce y protagonismo a cada época; por ello, los críticos a este nivel, interrelacionan y comparan los aportes de las distintas culturas y bajo un rango perceptivo especial, expresan con reserva y cuidado sus consiguientes puntos de vista. En la música, estas razones responderían a: Estadio cultural, escenario (teatros, iglesias, explanadas y redes), repertorio, circunstancias y recursos del intérprete, mensaje social y otros criterios e indicadores de acción (melodía, claridad, ritmo, armonía y expresión corporal).
El autodidacta se caracteriza por ser un personaje libre y que reacciona frente al tiempo que vive, experimentando sensaciones muy fuertes de cambio en los modelos tradicionales; producto de ello, fundamenta y dirige su interés creativo en aras de la innovación y sus propios proyectos de superación para formar nuevos artistas en una similar perspectiva de actividades y sustanciales aportes estéticos. Es aquel, que busca la información en todas partes y medios y la procesa según su criterio y la voluntad de transmitir sus ideas.
Mientras que, por las campañas publicitarias y el cultivo del permanente snob, un gran conglomerado acumula simplemente datos referenciales, en la suerte de plena diversión temporal y recibe los mensajes de sus ocasionales iconos; los que se reflejan en su: vestimenta, usos y patrones lingüísticos y situaciones de histeria colectiva. Aunque resta afirma, que estas emociones en la simplificación del arte y la libertad del intérprete, son algunos de los mecanismos necesarios en la motivación y surgimiento de las nuevas corrientes del siglo XX y lo que va del XXI; siendo un material muy interesante de análisis de la realidad mundial y la preferencia en el uso de las redes sociales.
Por lo demás, se pueden manejar conceptos y estrategias de impacto artístico; pero, finalmente todo ello constituye parte de la existencia de la Humanidad y la visión crítica que cada uno escoge y elige.
Sin embargo, toda persona de acuerdo a su preparación y formación académica, puede escoger y utilizar un sinnúmero de formas ideales, para comprender la dinámica del momento artístico en una opinión acertada, que le permita plantear algunas conclusiones y comentarios de contenido saludable y preciso. Con tal propósito y carácter estético, creo que señalaría los siguientes grupos en este campo: a) Profesionales y críticos en arte; b) Autodidactas en su realidad; e c) Influenciados por el medio social y comercial.
Los primeros, pienso que reúnen la ponderación en conocimientos y el análisis del significado artístico, ya enriquecido por el avance cultural de la humanidad o quizás por los aspectos de renovación e iniciativa creadora de los gestores en el tiempo. El arte no solo se guía por un fenómeno de conservación de tradiciones y costumbres, sino que incorpora elementos que le dan realce y protagonismo a cada época; por ello, los críticos a este nivel, interrelacionan y comparan los aportes de las distintas culturas y bajo un rango perceptivo especial, expresan con reserva y cuidado sus consiguientes puntos de vista. En la música, estas razones responderían a: Estadio cultural, escenario (teatros, iglesias, explanadas y redes), repertorio, circunstancias y recursos del intérprete, mensaje social y otros criterios e indicadores de acción (melodía, claridad, ritmo, armonía y expresión corporal).
El autodidacta se caracteriza por ser un personaje libre y que reacciona frente al tiempo que vive, experimentando sensaciones muy fuertes de cambio en los modelos tradicionales; producto de ello, fundamenta y dirige su interés creativo en aras de la innovación y sus propios proyectos de superación para formar nuevos artistas en una similar perspectiva de actividades y sustanciales aportes estéticos. Es aquel, que busca la información en todas partes y medios y la procesa según su criterio y la voluntad de transmitir sus ideas.
Mientras que, por las campañas publicitarias y el cultivo del permanente snob, un gran conglomerado acumula simplemente datos referenciales, en la suerte de plena diversión temporal y recibe los mensajes de sus ocasionales iconos; los que se reflejan en su: vestimenta, usos y patrones lingüísticos y situaciones de histeria colectiva. Aunque resta afirma, que estas emociones en la simplificación del arte y la libertad del intérprete, son algunos de los mecanismos necesarios en la motivación y surgimiento de las nuevas corrientes del siglo XX y lo que va del XXI; siendo un material muy interesante de análisis de la realidad mundial y la preferencia en el uso de las redes sociales.
Por lo demás, se pueden manejar conceptos y estrategias de impacto artístico; pero, finalmente todo ello constituye parte de la existencia de la Humanidad y la visión crítica que cada uno escoge y elige.
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