Nos Escribe: Nicanor Becerra Castañeda
nibecbb@hotmail.com
Amigos:
Asqueado por los contenidos del programa del francoinquisidor Jaimito Bayly, les envío un comentario personal.
Saludos.
Nicanor.
Reconozco en Jaime Bayly un conductor de programas de televisión inteligente, ameno, controversial, pro farándula, y hacer de su vida un producto de venta por el rating y su cuenta bancaria personal; está en su derecho. Bayly no es precisamente un abanderado de la democracia o un entusiasta defensor de los derechos humanos, o un mecenas por los más pobres; es, al fin de cuentas, un mercenario de la pluma y el verbo al servicio de quien paga más.
El domingo 8 de mayo, una vez más Bayly ha enfilado sus baterías contra Ollanta Humala, a quien acusa de golpista, de dinamitero y destructor de la democracia, de traidor, de felón y de tener las manos manchadas de sangre por los sucesos de su hermano Antauro. Para Bayly, Humala es el mayor enemigo de la democracia, por tanto hay que evitar como sea que éste llegue a ser Presidente del Perú.
Bayly apela a todo su histrionismo, a su verbo cuasi lumpen, a su hipócrita indignación; Bayly es el inquisidor que la derecha usa; es el Hannibal Lécter de la televisión; es el acusador y el verdugo. Sus frases, cargos y argumentos son inapelables para el común profano televidente.
Es tanta su desesperación por demoler a Humala que hasta olvidó su reconocido sarcasmo, cachondeo y risita simplona y ramplona. El Bayly que vemos hoy, tiene el gesto adusto, avinagrado, enérgico, amenazador. Su habitual estilo crítico, contestatario, a dado paso a la consigna, al cliché y al disco rayado, pues se trata de impedir a toda costa y a todo costo que "el Teniente Coronel dado de baja por golpista Ollanta Humala" sea el próximo Presidente del Perú.
Hoy más que nunca está vigente la frase: "Ladra Bayly, señal que Humala avanza...", nos guste o no.
nibecbb@hotmail.com
Amigos:
Asqueado por los contenidos del programa del francoinquisidor Jaimito Bayly, les envío un comentario personal.
Saludos.
Nicanor.
Reconozco en Jaime Bayly un conductor de programas de televisión inteligente, ameno, controversial, pro farándula, y hacer de su vida un producto de venta por el rating y su cuenta bancaria personal; está en su derecho. Bayly no es precisamente un abanderado de la democracia o un entusiasta defensor de los derechos humanos, o un mecenas por los más pobres; es, al fin de cuentas, un mercenario de la pluma y el verbo al servicio de quien paga más.
El domingo 8 de mayo, una vez más Bayly ha enfilado sus baterías contra Ollanta Humala, a quien acusa de golpista, de dinamitero y destructor de la democracia, de traidor, de felón y de tener las manos manchadas de sangre por los sucesos de su hermano Antauro. Para Bayly, Humala es el mayor enemigo de la democracia, por tanto hay que evitar como sea que éste llegue a ser Presidente del Perú.
Bayly apela a todo su histrionismo, a su verbo cuasi lumpen, a su hipócrita indignación; Bayly es el inquisidor que la derecha usa; es el Hannibal Lécter de la televisión; es el acusador y el verdugo. Sus frases, cargos y argumentos son inapelables para el común profano televidente.
Es tanta su desesperación por demoler a Humala que hasta olvidó su reconocido sarcasmo, cachondeo y risita simplona y ramplona. El Bayly que vemos hoy, tiene el gesto adusto, avinagrado, enérgico, amenazador. Su habitual estilo crítico, contestatario, a dado paso a la consigna, al cliché y al disco rayado, pues se trata de impedir a toda costa y a todo costo que "el Teniente Coronel dado de baja por golpista Ollanta Humala" sea el próximo Presidente del Perú.
Hoy más que nunca está vigente la frase: "Ladra Bayly, señal que Humala avanza...", nos guste o no.
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