Habitualmente los voceros de los medios de comunicación sostienen que no tienen una finalidad educativa sino informativa y de entretenimiento. Observados desde una lógica de empresa y mercado, se trata de un negocio que busca la mayor rentabilidad, al igual que los bancos y supermercados, para lo cual procuran captar la mayor cantidad de clientes que estén a la merced de los anunciantes que colocan la publicidad de la que viven los medios. Por ello las producciones de los medios apuntan a incrementar tirajes y ratings para asegurar el logro de ese fin utilitario. En ese contexto, hay medios que combinan el negocio (o el beneficio político en el caso de los medios estatales) con la responsabilidad social, y otros que no lo hacen.
A mi entender la dimensión educativa de los medios de comunicación tiene que ver con la manera como ejercen su responsabilidad social en pro de la vigencia de los valores constitucionales y sociales, ayudando a los peruanos a convertirse en un buenos ciudadanos, constructores de una sociedad pacífica y democrática.
Su rol educativo no radica en que sean instrumentos para la educación formal o informal de contenidos escolares. Más bien, radica en su propio desempeño como medio y la manera de ejercer allí su pedagogía mediática. Me explicaré con algunos apuntes sobre lo que hacen algunos medios de comunicación que atentan contra los valores y propósitos educativos y cívicos mencionados.
1). Divulgar chismes que dañan honras sin verificar fuentes o veracidad de la información, apelando inclusive a notas anónimas y títulos como “sin confirmar” para evitar las demandas judiciales por calumnias.
2). En los programas noticiosos y políticos, dar una sola versión de las cosas. Así, en lugar de ser un aporte a la vida democrática y la comprensión de sus problemas, se convierten en un instrumento de fanatismo e imposición de un solo punto de vista
3). No diferenciar opinión editorial de noticia, o manipular las noticias para que coincidan con la línea editorial del medio.
4). No hacer el intento de comprender y respetar la esencia de las opiniones de los entrevistados, cosa que no ocurre cuando se extraen de contexto sus declaraciones para que éstas se alineen con las preferencias del medio
5). Diseñar esquemas de programas en los cuales los concursantes van a pelear unos contra otros, o que cosifican a la mujer, se burlan de toda autoridad, promocionan implícitamente el consumo del alcohol e inducen a la erotización temprana.
6). Promover programas que convierten lo marginal en normal, aduciendo que la realidad también tiene cosas escabrosas y presentándolas como si fueran parte de la vida normal de los peruanos
7). En el caso de noticieros televisivos, el formato de los titulares es muy similar entre todos y presenta siempre asuntos que impliquen crímenes, violencia, dramas familiares, desastres naturales, corrupción, como si fuera lo común de la vida cotidiana peruana.
No pocos peruanos modelan su propia conducta y valores en función de todos estos paradigmas.
Lo que sostengo en esencia es que esta manera de comunicar es autoritaria, dogmática y manipulativa, muy similar a la tan criticada relación vertical que los profesores utilizan con sus alumnos a los que supuestamente aspiran a educar para que sean buenos ciudadanos. En lugar de educar para que los peruanos piensen, analicen, sean tolerantes con las ideas del otro y asuman su propia posición luego de aquilatar los argumentos, se trata de inducirlos a presión a que piensen como piensa el profesor (o el medio, en la analogía) lo que no ayuda mucho a cultivar la libertad y autonomía de pensamiento, esencial para la democracia.
En el Perú hay una diversidad de medios de comunicación y cada uno está más cerca o lejos de una postura educativa como la descrita en función de su propio código de ética y la coherencia entre éste y su tarea comunicadora.
En lo que a mí respecta, cuando me entrevistan para pedir mi opinión sobre un tema o cuando escribo mis columnas de opinión trato de ser claro y tajante porque de eso se tratan las columnas de opinión, especialmente en temas en los que soy una voz minoritaria frente a los libretos gubernamentales o los “sentidos comunes” tradicionales obsoletos. En cambio en las entrevistas radiales que conduzco en RPP, procuro darle un contenido informativo esclarecedor a mis preguntas, e intento confrontar o buscarle aristas alternativas a los puntos de vista de cada entrevistado, de modo que el público se ubique en el abanico de ideas que se derivan de un tema, y no se quede atrapado con una visión única y unilateral de las cosas que sostiene el entrevistado.No siempre lo logro; a veces me apasiono con mi postura sobre un tema. Sin embargo siempre tengo presente la voluntad de acercarme lo más posible a mi rol educativo como comunicador.
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