Con ocasión de la inauguración de la Semana de la Inclusión Social, el presidente de la República ha declarado lo siguiente:
“La política social del Perú es la niña de mis ojos, es el centro de la política de gobierno, no la política económica. Ahora, eso no quiere decir que no manejemos la economía con responsabilidad.
El marco macroeconómico que hemos construido genera estabilidad y confianza”.
Reiteró que el crecimiento económico está bien, pero no es un fin; luego se pregunta “¿para qué nos sirve crecer si no tenemos claro cuál es el norte del país?”.
Asimismo aseveró: “Inicialmente, asumíamos que la estrategia era crecer para incluir, pero que hoy día nos hemos dado cuenta que es al revés, es incluir para crecer”. (diario Gestión, 23-10-2013).
¡Albricias! ¿El presidente Ollanta Humala se convierte en un “nuevo teórico” del desarrollo?.
¿Puede haber inclusión social sin modificar o cambiar el modelo económico neoliberal imperante en el Perú en las últimas dos décadas?.
¡Por supuesto que NO!. Por tanto, las expresiones del Presidente de la República son demagógicas. Veamos.
La brutalidad de la camisa de fuerza neoliberal ha traído pobreza sin desarrollo ni equidad, y el proceso comienza a ser admitido mediante la búsqueda de paliativos que adoptan nombres como liberalismo social, capitalismo con rostro humano u otros.
El concepto “inclusión social” es parte de estas nuevas teorías implantadas por organismos internacionales como el Banco Mundial. Hago recordar que las políticas económicas que tienen como emblema las fórmulas del Fondo Monetario Internacional (FMI) han sido un exitoso producto de exportación desde países desarrollados hasta el Tercer Mundo, como es el caso del Perú desde la década del 90.
He venido sosteniendo que en el Perú de hoy estamos ante la penetración de un capitalismo neoliberal más agresivo en lo económico, más sagaz en lo político y más activo en lo social.
El presidente Ollanta Humala se decidió por el continuismo neoliberal primario – exportador y la necesidad de tener buenas relaciones con el gran capital extranjero. Es un camino sin retorno. Es un gobierno neoliberal al servicio del gran capital.
Las declaraciones del presidente de la República se dan en un escenario en el que la aprobación de la gente a la gestión presidencial solo llega al 26% y la aprobación del gobierno es de 19%, según reciente encuesta nacional urbana publicada en “El Comercio”, el domingo pasado.
El entusiasmo presidencial no tiene sustento porque la realidad lo desmiente. El nivel de gasto social en el Perú es bajísimo. En México el gasto social representa el 13% del PBI; en Colombia, es 14%; en Chile, es 15%; en Uruguay, es 22%; en Brasil, es 26%. El promedio latinoamericano es 14%. ¿y en el Perú?.
En el Perú, el gasto social sólo llega al 8% del PBI. Es decir, menos del promedio latinoamericano; la mitad de Chile; la tercera parte del gasto social en Brasil.
Con este bajísimo porcentaje de 8% del PBI en gasto social, ¿Se puede hablar de inclusión social?. Por supuesto que ¡NO!. Según un analista y columnista del diario La República (me parece que Lewinsky), dice que el Perú se ha convertido en una de las democracias más tacañas del mundo.
Por otro lado, las políticas antipobreza también son limitadas en el Perú.
Mientras en Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y México los programas de transferencia condicional alcanzan entre el 52% y 100% de los pobres, los programas peruanos solo alcanzan al 21% de los pobres.
Respecto a este tema, el economista Enrique Vásquez de la Universidad del Pacífico (Lima) ha afirmado que “El gobierno está ciego ante los pobres: no sabe a qué población incluir”.
Como ya lo he manifestado anteriormente, el gobierno solo considera un gasto de S/. 284 mensuales para definir la línea de pobreza, pero no las privaciones como el déficit calórico y la falta de acceso a servicios básicos. Según el INEI, quien gana más de S/. 284 mensuales ya dejó de ser pobre. ¿Es sostenible este concepto?.
Yo pienso que NO. A este método de medir la pobreza se le llama pobreza monetaria. En cambio Enrique Vásquez propone un método distinto que es la pobreza multidimensional, que comprende distintas variables de la realidad social de las personas.
Según los estudios realizados por este economista, el gobierno está excluyendo a su población, porque no hay 8 sino 11 millones de pobres. El gobierno está excluyendo a tres millones de pobres.
Frente a la pregunta: ¿Es un gobierno de inclusión o exclusión social?
El economista Vásquez responde: “yo creo que es un gobierno que está ciego en el sentido de no definir adecuadamente la población objetivo, porque si tú quieres ser un gobierno de inclusión social, primero tienes que definir a quienes tienen que incluir y desde nuestro punto de vista, eso no se logra con la pobreza monetaria, sino con la pobreza multidimensional”.
Por todas estas consideraciones concluyo en que las afirmaciones del presidente Humala no tienen sustento. Es pura demagogia.
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