Por: Alfredo Estrada Zavaleta.
Siendo una de las habilidades artísticas de comunicación por el ser Humano, la expresión musical, concede y posibilita en algunas personas; la realización de variadas melodías, de acuerdo a formas de acción y logro adquirido con el tiempo, en el plano sensorial y afectivo-emocional. Éstas pueden consistir en la simple repetición de sonidos ordenados y progresivos en registro conveniente, otras que derivan de la intuición natural al escuchar un fragmento, mientras hay aquellas basadas en la recepción de patrones auditivos y las que se enriquecen con la espontanea creatividad del intérprete.
Sin embargo, todo este diferenciado proceso de respuestas y aptitudes, está fundamentado o deviene por ciertas experiencias reales y prácticas, que el sujeto adquiere en temas de socialización y dinámica propia de su inteligencia artística; las que se detallan a nivel de: Fijación de un vasto repertorio de estímulos auditivos (timbres, melodías, fusiones y tonalidades) y 7 las que corresponden al plano de la improvisación con estos elementos.
Sin embargo, todo este diferenciado proceso de respuestas y aptitudes, está fundamentado o deviene por ciertas experiencias reales y prácticas, que el sujeto adquiere en temas de socialización y dinámica propia de su inteligencia artística; las que se detallan a nivel de: Fijación de un vasto repertorio de estímulos auditivos (timbres, melodías, fusiones y tonalidades) y 7 las que corresponden al plano de la improvisación con estos elementos.
A partir de esta fase, viene el aspecto formativo académico, que prospera y afianza en la persona, con el conocimiento y práctica de los principios del lenguaje musical y sus derivados; integrados significativamente, por la recepción y dominio auditivo-fonatorio de pulsos y asociaciones de sonidos, bajo reglas y presupuestos específicos a fin de moldear en forma relativa, al artista en su mundo de sonidos (escalas, intervalos, arpegios, estilos, colores, movimiento, volumen, flexibilidad y otros). A su vez, tal aprendizaje responde a la tarea de decodificar y descifrar una nueva simbología, que ha evolucionado con el tiempo y opera a nivel de la lectura de partituras, con grado de rapidez y continuidad; empleando las praxias de ejecución vocal (linguales, labiales, palatales y maxilares) y la comprensión del efecto melódico armónico (claves y figuras, tesitura, tonalidad, formas y otras), logradas en secuencias adaptadas y apropiadas.
Para tal caso, se recurren a las denominadas estrategias de aprendizaje, expuestas en la variedad y conveniencia de su empleo; que van desde: a) Un componente escrito (fichas, naipes, canciones y partituras de referencia, entre otras); b) Carácter motriz-corporal (quironimia, ritmos y melodías y espontaneas expresiones); y c) Virtuales con los software o programas de autoaprendizaje, en merito a la precisión, la rapidez y la creatividad en los resultados.
Finamente, ya desde la fórmula empírica o académica, se llega a un nivel de adaptación y de esencia creativa; por el cual, el intérprete en uso de su manifiesta musicalidad y riqueza cultural, comparte o incorpora otros detalles al repertorio artístico, como respuesta a sus nuevas vivencias (estilos, timbres, fisiones, corrientes, formas, etc), suerte de la evolución y la diversidad-pluralidad mundial.
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