miércoles, 22 de abril de 2015

Biología en Star Wars

Por Rocío Valcerde
En una galaxia muy lejana, un joven Luke Skywalker le preguntó al maestro Obi-Wan Kenobi qué era la fuerza, a lo que este le respondió: “La fuerza es lo que le da a un jedi su poder. Es un campo de energía creado por miles de millones de microorganismos de nuestras células sanguíneas, nosotros, los jedi, los llamamos ‘midichlorians’”.
Otros aceptan la explicación de Qui-Gon Jinn, quien dice que los ‘midichlorians’ simplemente son organismos simbiontes con nosotros que permiten la comunicación con la fuerza. Personalmente soy muy fan de Star Wars y lo que me llama la atención es la existencia de microorganismos, por no hablar de la partenogénesis, los genes de la fuerza y la herencia materna, en este universo ficticio.
Indiscutiblemente, Lucas ha acumulado pasión por la ciencia, así como un sinfín de conceptos básicos errados aunque en este artículo le hemos de dar un respiro al hombre que, al fin y al cabo, es una película de ciencia ficción y tiene derecho a tomarse las licencias literarias que desee. Lo que sí existe en nuestro planeta es el microorganismo Midichloria mitocondrii, nombrado así por un grupo de investigadores como un homenaje geek a Star Wars.
Este microorganismo es una bacteria de vida intracelular. Se le ha visto en los ovarios de la garrapata Ixodes ricinus e interesantemente se le ha encontrado residiendo entre la membrana intracelular y extracelular de las mitocondrias de estas garrapatas jedi. Esta suerte de ‘midichlorians’ consume a la mitocondria a medida de que el ovario se desarrolla resultando la mitocondria en un saco lleno de mensajeros de la fuerza.
Esta garrapata es el vector de la enfermedad de Lyme. Esta enfermedad infecciosa es causada por bacterias del género Borrelia, cuya prognosis causa menos gracia, ya que es una de las llamadas enfermedades imitadoras. Al inicio, los síntomas son parecidos a los de una gripe común, por lo que la mayoría de gente solamente se hace un té con limón y se mete a la cama.
Es en este punto cuando mal diagnosticado o dejado sin tratamiento, las espiroquetas se dispersan por todo el cuerpo escondiéndose en los órganos que encuentren, ya sea el cerebro, los ojos u otros; y muchos años después de la picadura de la garrapata aparecen síntomas más preocupantes como dolor muscular, dolor de articulaciones, síntomas neurológicos, parálisis de las músculos faciales, incluso puede hacerse crónica, y escribo esto con mucho recelo, ya que al igual que la controversia creada acerca de la herencia de “la fuerza”, la cronicidad de la enfermedad de Lyme también es debatible.
La cultura popular en el caso de Star Wars o en series populares como The Big Bang Theory inspira el interés por la ciencia, aunque creo que nunca George Lucas al crear su mundo de materia cósmica imaginó que sus ‘midichlorians’ podrían derivar en una campaña para dar a conocer la existencia de la enfermedad de Lyme.

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